Un domingo soleado solo podía ser señal de un buen resultado y como es de costumbre en nuestras vidas racinguistas los nervios nos invadían. Era un día decisivo para el rumbo del equipo, en nuestro interior había una parte positiva que nos decía que iba a ser el comienzo de nuestra resurrección y en cambio nuestra parte negativa nos decía que era imposible una victoria.
Nos vestimos con nuestras galas habituales de domingo, camiseta y bufanda del Racing. Todos estábamos deseos de entrar a nuestro templo y poder celebrar una victoria. Desde el minuto numero uno La Gradona no dejo de cantar, alentar y animar al equipo. Un partido lleno de ocasiones fallidas, de errores arbitrales, una vez más fuimos perjudicados, pero no pudieron con nosotros y alrededor del minuto 59 llegaba ese gol que nos hizo estallar de felicidad, de alivio y del ya famoso si se puede. Fue en ese momento en el que a La Gradona se la oía más que nunca, todo lo que llevábamos apoyando y animando al equipo (no solo en ese partido) se veía recompensado con esa victoria tan vital para nosotros.
Una vez más fue impresionante volver a vivir un partido en La Gradona, es una especie de adicción, una vez que ves el partido allí no puedes verlo en otro sitio del campo, es impresionante lo que se puede disfrutar el partido y además si es celebrando un gol y una victoria todavía mucho más.
Ayer todo era felicidad y ver a los racinguistas salir del campo con una sonrisa en la cara es de las cosas más bonitas del mundo. El entrenador ayer en rueda de prensa dijo estar orgulloso de esta afición, ¿sabéis que? Yo no estoy orgullosa, estoy mucho más que orgullosa de está afición. La afición se ve si es grande o no en los malos momentos y nosotros estamos demostrando que no somos grandes, somos gigantes.
Ahora nuestra próxima final pasa por ganar el domingo contra el Sabadell, y hoy por hoy nosotras decimos que podemos, podemos conseguir mantenernos en Segunda.
VAMOS RACING, SE PUEDE
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